Resulta que os voy a contar una historia que me ha pasado esta misma mañana. Chispa, la pequeñita, que tendrá unos 3-4 meses, la que dejaron tirada en la calle, le tocaba poner su segunda vacuna. Como teníamos prisa y habíamos visto una veterinaria a domicilio, decidimos llamarla. La sorpresa fue, cuando después de la exploración, de ponerle la vacuna, de interesarse cómo había contactado con ella, de decirle que Chispa era abandonada, de comentarle de ponerle el chip, me dice:
- Espérate, es una perra de la calle, quizás la hayan abandonado porque tenga una enfermedad o los padres...
Mi cara, hecha un mapa, se queda boquiabierta y le responde:
- ¿Qué? Si tiene alguna enfermedad pues la cuidaremos, no la vamos a abandonar...
Y ella ha querido evadir la situación.
Vamos, que ha perdido una cliente y no la he echado de casa por educación.
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